SOBRE QUIMERAS Y FÁBULAS: ANDREU NIN Y EL POUM EN LA GUERRA CIVIL ESPAÑOLA.
Parte II: El papel del POUM en el Frente Popular y en la guerra antifascista.
Anteriormente, hemos explicado y desarrollado, en mayor o menor medida, depende el caso, los orígenes del POUM y la trayectoria de sus principales figuras hasta la conformación de dicho partido. Toca ahora turno de analizar, finalmente, la parte más convulsa, confusa y enredada de la trágica historia de la organización marxista española, esta es, su participación como fuerza activa durante la guerra civil española, desde sus inicios como firmantes de la unión del Frente Popular hasta la persecución y desaparición de sus líderes, un año después de iniciada la contienda.
EL POUM Y EL FRENTE POPULAR, 1936-37.
La afirmación con mayor difusión, y normalización sobre la historia del POUM es aquella que versa sobre la "traición" que el partido cometió contra el Frente Popular y las fuerzas antifascistas españolas. A menudo, al lado de esta acusación, se encuentran los también conocidos epítetos de "colaboradores del fascismo", "pro-fascistas", "hitlerianos", "pro-italianos". Podemos encontrar en internet, incluso, extensos artículos dedicados a probar la colaboración fascista de los milicianos del POUM y su abierto carácter trotskista, que no está peleado, según ellos, con las diferencias que tanto Nin como Joaquín Maurín tenían con el gurú León Trotsky.
Pasemos al análisis de la primera afirmación: El POUM traicionó al Frente Popular.
Primeramente, ¿qué fue exactamente el Frente Popular?
La unión del Frente Popular nació a partir de las directrices encomendadas por el VII Congreso de la Internacional Comunista (Komintern). Se hace abandono explícito de las tesis antes proclamadas en el V Congreso sobre la táctica clase contra clase dirigida a combatir a los partidos socialdemócratas como socialfascistas y como aquellos que pavimentaron el camino al surgimiento del fascismo en los distintos países europeos. La táctica del Frente Popular, de un lado, si bien no se puede hablar de un completo abandono de las tesis anteriores, hace a un lado, secundariamente, la percepción de la socialdemocracia como aliada natural del fascismo y llama a una unión de las fuerzas comunistas, socialistas y democráticas para detener el avance fascista en los diversos países del mundo.
Quienes serían encargados de llevar dicha consigna y dicha táctica en todo el mundo debían ser los Partidos Comunistas, que además, debían fungir como la vanguardia de la lucha antifascista y la fuerza primera en dicho Frente Popular, y si hacemos caso a Georgui Dimitrov, no tendrían que abandonar la "abierta confrontación ideológica y política contra la socialdemocracia", aunque ésta no debía ser elevada a primer plano.
El Frente Popular en España nacía con los remanentes de la alianza izquierdista de 1935 de Manuel Azaña y se ponía en marcha, el 18 de enero de 1936, como una unión destinada a la participación y la victoria en las elecciones republicanas en pos de detener y hacer frente a las fuerzas políticas derechistas, que hasta ese momento, desde 1931, habían tenido el poder de facto de la República Española. El manifiesto del Frente Popular reza así:
"Los partidos republicanos Izquierda Republicana, Unión Republicana y el Partido Socialista, en representación del mismo y de la Unión General de Trabajadores; Federación Nacional de Juventudes Socialistas, Partido Comunista, Partido Sindicalista, Partido Obrero de Unificación Marxista, sin perjuicio de dejar a salvo los postulados de sus doctrinas, han llegado a comprometer un plan político común que sirva de fundamento y cartel a la coalición de sus respectivas fuerzas en la inmediata contienda electoral y de norma de gobierno que habrán de desarrollar los partidos republicanos de izquierda, con el apoyo de las fuerzas obreras, en el caso de victoria"
En ese momento, la fuerza política del POUM seguía siendo minúscula, a unos cuantos meses de haberse fundado, aunque contaban con alrededor de 8000 militantes y unos 40'000 simpatizantes desperdigados en todo el territorio del estado español. La decisión del recién formado Comité Central de unirse al pacto del Frente Popular fue desdeñada y rechazada por Trotsky, que no perdió ocasión para bautizar a Joaquín Maurín con el epíteto de "radical pequeño-burgués" y de condenar al POUM como otro partido que sucumbía ante el "monstruo del estalinismo".
En febrero de 1936, se llevaron a cabo las elecciones generales de la República, en las que el Frente Popular, con un 47.03% de la votación se impuso al Frente Nacional, que le seguía de cerca con un 46.48%. El Frente Popular contó en el gobierno con 263 diputados, de los cuales un escaño pertenecía al POUM (cargo que ocuparía Joaquín Maurín). La mayor parte de los escaños correspondían a Izquierda Republicana (87) y al PSOE, mientras que el Partido Comunista de España contaba con 17 y los demás se repartían entre las demás organizaciones firmantes del Frente, principalmente aquellas de inspiración nacionalista y catalanista.
La línea del POUM era clara en esos momentos, respecto a la participación dentro de los órganos electivos y administrativos de la república burguesa española, como del concerniente peligro que acechaba de mano de los militares y de los grupos derechistas españoles. En 1936, en el artículo llamado Después de las elecciones del 16 de febrero, Nin hace el siguiente balance sobre el gobierno presidido por Manuel Azaña:
La reacción ha sido aplastada en las urnas, pero la lucha continúa. Las fuerzas derrotadas el 16 de febrero no han desaparecido de la escena. Por el contrario, gracias a la política del primer bienio, que dejó intactos sus privilegios, disfrutan todavía de un enorme poderío en el país. Nuevos y encarnizados combates será preciso sostener con esas fuerzas, y la única garantía de la victoria sobre las mismas radica, no en la acción que puedan realizar los gobiernos burgueses más o menos de izquierda, sino en la lucha directa de la clase trabajadora.
No puede existir ninguna duda sobre el verdadero carácter del gobierno constituido por el señor Azaña. Por si pudiera existir alguna duda sobre el particular, la alocución radiada por el presidente del Consejo el día siguiente de tomar posesión de su cargo, bastaría para desvanecerla. El gobierno Azaña no es, por su espíritu, el gobierno a que instintivamente aspiraban las masas populares que votaron la candidatura de izquierdas, sino un gobierno de tendencia profundamente burguesa y moderada.[1]
La posición del POUM fue clara desde un inicio, a pesar de ser firmantes del pacto del Frente Popular. La alternativa no radicaba, para ellos, en el dilema de "república vs fascismo" sino directamente en el dilema de "socialismo o fascismo".
Las predicciones hechas por nosotros durante la campaña electoral no tardarán en verse plenamente confirmadas; la gestión de las izquierdas republicanas en el poder defraudará todavía más a las clases trabajadoras que la del primer bienio. Azaña - sus propios discursos preelectorales y especialmente el del campo de Lassarre lo demuestran - aspira a polarizar a su alrededor a todos los sectores de la burguesía, contener la revolución en los límites de una moderada política liberal. Los que esperaban una ofensiva decidida contra los restos de la España monárquica y feudal se verán cruelmente defraudados. Azaña perseguirá como fin gobernar "para todos los españoles", que es lo peor que se puede hacer en un periodo como el actual caracterizado por profundas y agudas contradicciones de clase.
En estas circunstancias, exigir de la clase obrera que renuncie a sus aspiraciones máximas -destrucción del régimen burgués y conquista del poder- en nombre de la necesidad de "consolidar" la República, es un crimen y una traición. Traducida al lenguaje real, la frase "consolidar la República" significa dar la posibilidad a la burguesía de consolidar su dominación de clase bajo la forma republicana. Este y no otro es el sentido de la política de "Frente Popular", con carácter orgánico y permanente, preconizada por el comunismo oficial.[2]
Cabría aquí preguntarse la justeza de la posición del POUM en un momento en que, claramente, los avances democráticos respecto al anterior "estado de atraso" de la sociedad española estaban en jaque respecto a la actuación de la reacción armada, que tuvo forma material con el golpe de julio de 1936. ¿Era realmente justo proclamar a los siete vientos que la contradicción principal que se enfrentaba en el panorama español era la de revolución-fascismo en lugar de república-fascismo? ¿Entraña algo más esta afirmación además de una retórica ultra-izquierdista? Cabría, sin duda, el análisis a los documentos del POUM respecto a esta cuestión, y finalmente, el análisis de cómo fueron desenvolviéndose los hechos durante la guerra.
En el mismo documento que hemos citado anteriormente, después de un balance general sobre la huelga y los levantamientos de octubre de 1934 y la naturaleza del gobierno republicano de Manuel Azaña, Nin afirma lo siguiente, concerniente a las condiciones españolas y las tareas a las que debiera aspirar el conjunto de la clase obrera española:
Es evidente que el proceso revolucionario continúa, que la revolución no ha terminado, pero no lo es menos que el problema de la conquista del poder por el proletariado no se plantea de una manera inmediata. Al decir que no se plantea de una manera inmediata no queremos significar que se trata de un objetivo remoto, y que, por lo tanto, la clase obrera debe limitarse a una lucha de carácter meramente reformista. No. La conquista del poder es el fin al que debe subordinar toda su acción el proletariado español. La solución del problema pertenece a un provenir inmediato. Del acierto o desacierto con que este problema sea resuelto, depende que el proceso revolucionario desemboque en la revolución socialista o en el fascismo.
Las condiciones no están maduras para que la clase obrera pueda tomar el poder hoy, pero si para que se prepare debidamente para tomarlo en breve. El deber del momento consiste, pues, en forjar las armas necesarias para la victoria: organismos capaces de agrupar a grandes masas, de realizar la unidad de acción efectiva de la clase obrera y de convertirse en órganos de poder, como lo fueron los soviets en Rusia, y un gran partido revolucionario. Esos organismos son las Alianzas obreras; a las cuales hay que incorporar las fuerzas que permanecen todavía fuera de ellas y coordinarlas en el terreno general, creando un centro directivo para todo el país. El gran partido revolucionario surgirá indefectiblemente como consecuencia del proceso de diferenciación ideológica, que se está operando en el seno del movimiento obrero español.[3]
Por lo tanto, si las condiciones objetivas no estaban dadas aún para la victoria final de la clase obrera en territorio español, para la revolución proletaria, está claro que es la misma clase obrera, constituida como clase en sí¸ la que debe llevar a cabo la finalización de las tareas democráticas, y no la burguesía en sus distintos partidos izquierdistas:
Sólo una política clara y decidida es capaz de arrastrar a las grandes masas populares. Esta política no puede realizarla Azaña ni ningún partido político burgués o pequeño burgués, sino la clase trabajadora, que sabe lo que quiere y adónde va, y que no vacilará en atacar a fondo los intereses de las clases privilegiadas, que no gobernará "para todo el país" sino en favor de la mayoría del país y contra la minoría de explotadores.
Independencia, pues, del movimiento obrero frente a los partidos republicanos,
organización, unidad sindical, Alianza Obrera, formación rápida del partido
revolucionario: he aquí el deber del momento.[4]
No es una extrañeza la posición del POUM respecto a la coalición del Frente Popular, incluso en los días consecutivos a las elecciones generales, ni se trata, como algunos pretenden explicar, de un gran "giro de 180 grados" respecto a su posición inicial, una deriva izquierdista respecto a la política de alianzas de las "fuerzas antifascistas".
Algunas organizaciones trotskistas españolas de finales del siglo XX y que comenzaron a surgir durante la "transición" aprovecharon el ambiente para hacer gala de su balance sobre los errores del POUM y la
Con la unión al Frente Popular y como parte de la coalición gobernante, el POUM podía desarrollar con relativa "libertad" y sin miedo a una represión generalizada un amplio trabajo con las masas trabajadoras, especialmente en territorios como Galicia y Cataluña, lo que se tradujo en el amplio crecimiento de sus fuerzas respecto a febrero de 1936. La mayor base de apoyo se encontraba principalmente en Cataluña, donde el POUM había colaborado y había ayudado a la formación de asociaciones campesinas y obreras como la Unión Agraria de Lérida y la Unió de Rabassaires[5]. Además de ello se afincó en territorio catalán la organización juvenil del POUM, la Juventud Comunista Ibérica, que tendrá, más tarde, una seria implicación en la formación de las milicias del POUM, una vez que éstas comienzan a formarse después de julio.
Lo que a todas luces puede parecer un desarrollo cuantitativo de las fuerzas del POUM, una "acumulación de fuerzas" previa a un despliegue amplio de su táctica revolucionaria (de acuerdo a la famosa consigna de la "Alianza Obrera")[6] es difícil igual interpretarlo como un salto cualitativo respecto a su anterior estado como aglomeración de diversos militantes comunistas dispersos a causa de las tensiones y las diferencias imperantes en el movimiento comunista Español. A pesar de que, en teoría, la actividad práctica de los militantes del POUM y su propia organización se agrupaba en torno a los principios de la organización, existían en su seno contradicciones importantes, que quizá, en un principio, no se desplegaron como completamente antagónicas en el momento que fue necesario poner en marcha la acción militar en contra del bando sublevado. Dichas contradicciones eran eminentemente ideológicas, y constantemente, la línea trotskista, que a pesar de las profundas diferencias expresadas con Nin y Maurín con el gurú Trotsky, se mostraba en muchas ocasiones como la línea política e ideológica "dominante" respecto de las reservas que la dirección pudiera tomar.[7]
Es conocido el artículo de Maurín "Yo no soy trotskista...pero" en el que resalta los rasgos "revolucionarios" del "hombre de octubre" Trotsky, y la negativa a sentirse ofendidos cuando desde las perspectiva del Frente Popular son llamados "trotskistas". [8]
Hasta entonces hemos tratado de resumir las propias concepciones del POUM antes y después de su adhesión al pacto del Frente Popular y las posiciones que el partido tomaba respecto al gobierno de la República Española y especialmente, su caracterización de la Izquierda Republicana. Aunque sea difícil de aceptar, y aunque incluso, tengamos algunas palabras sobre ello, la propia línea política fundamental del POUM apuntaba directamente a una ruptura con el Frente Popular, sin implicar directamente una ruptura total con el compromiso de la lucha antifascista, que en corto daría comienzo.
El "ultra-izquierdismo" ampliamente criticado del POUM (antes de que den inicio las críticas a su "propio carácter abiertamente "contrarrevolucionario"") residía en la concepción del Partido Obrero como una fuerza política independiente respecto de los antiguos partidos socialistas y de izquierda burguesa o pequeño-burguesa. La unión de acción para el POUM y en última instancia, para el propio Nin, consistía precisamente en la unión de acción de la clase trabajadora contra las fuerzas reaccionarias, y no en la estricta unión de acción de las "fuerzas progresistas y de izquierda" en contra del fascismo. La unión de acción obrera solo podía alcanzarse con la cohesión y la organización de la propia clase obrera en "su" partido político, o de otra manera expresado, de la organización de la clase obrera como partido político. [9] Solo de esta manera podía la clase trabajadora, en primer lugar, alzarse victoriosa frente al fascismo, y en segundo lugar, llevar a cabo la tarea de la revolución "democrático-socialista" en el Estado español.
La ruptura de acción con el Frente Popular era cuestión de tiempo. Ya sea por la diferencia ideológica o por las propias exigencias prácticas que esta diferencia exigía. La cuestión sobre la incorporación del POUM al Frente Popular era meramente táctica a ojos de sus dirigentes y su militancia, para tener la garantía de la legalidad de su acción, sin las trabas que implica el trabajo en clandestinidad. La adhesión al Frente Popular implicaba, en un principio, la libertad del Partido para su acción práctica, y con ello, un mayor alcance del trabajo político que se ponía como meta.
El golpe de julio de 1936. La conformación de las milicias del POUM.
No es nuestra tarea aquí hacer un balance completo de los orígenes y la gestación del golpe de estado de 1936 contra la República, de hecho, si se presta atención a la anterior parte del texto, es algo que se da por hecho, para hacer abstracción sobre la situación del POUM y la formación de sus milicias en los territorios donde tenía mayor presencia.
En primera instancia, debemos apelar a las contradicciones internas en el seno del Partido. La alianza BOC-ICE no fue, a todas luces, una alianza homogénea y tampoco se tradujo en unidad completa y total del Partido. Los "bloquistas", como se llamaron a los que procedían del BOC siempre miraron con desconfianza a los "voluntaristas" e "izquierdistas" de la ICE y sobre todo a su principal dirigente, Andreu Nin. Esta situación se agravaría después de un par de sucesos:
Realizando trabajo político en Galicia y organizando a la sección gallega del POUM, el golpe de estado tomó de "sorpresa" a Joaquín Maurín, que trató de regresar de la sublevada Galicia a la zona republicana, pero fue atrapado en Jaca, Huesca. Maurín fue encarcelado bajo un seudónimo y permanecería en esta situación, sin ser juzgado, hasta 1944. La mayoría de militantes del POUM, y especialmente, los "bloquistas" pensaban que su líder había caído muerto contra los fascistas, y por lo tanto, la dirigencia de la ICE, especialmente Nin, no se mostraría vacilante en tomar el vacío de poder e imponer "el trotskismo" a toda la militancia.
Cuando Nin asumió como Secretario General del Partido tras la detención de Maurín, lo hizo en medio de fricciones entre los "bloquistas" y los "izquierdistas", fricciones que nunca llegarían a sanarse en el tiempo restante que le quedaba al POUM como organización legal. Es más, puede decirse que Nin asumió como un S.G. sin la plenitud de sus funciones, y que la mayor parte de trabas hacia su gestión y liderazgo procedían de los desconfiados bloquistas que veían cómo era desplazada su dirigencia por aquella perteneciente anteriormente a la ICE. [10]
Tras el golpe militar, el Partido entró en "estado de alerta". El periódico del partido, La Batalla, publicaba pormenorizados detalles sobre la situación del Ejército y poniendo énfasis en la "incapacidad del gobierno" y el "alza general de los fascistas". El Comité de Defensa de la dirigencia del POUM alertó a todos sus militantes de estar en "permanente estado de alerta" y el 19 de julio comenzaron a moverse de los cuarteles las unidades del ejército que permanecían en ellos.
El secretario general de la juventud del POUM, Germinal Vidal, fue uno de los primeros caídos en los primeros enfrentamientos existentes entre las aún incipientes fuerzas armadas del Partido y el ejército.
La presencia del POUM en Cataluña, precisamente, era importante, si bien seguían siendo una fuerza minúscula en comparación con aquellas aglutinadas por la CNT-FAI y el recién fundado Partido Socialista Unificado de Cataluña, a instancias de la Komintern[11]. No era de menos, puesto que fue en Barcelona uno de los primeros lugares donde la reacción fascista fue vencida, y dicha gesta correspondió, en gran medida, a la influencia que tenía la CNT-FAI en tal territorio.[12]
La importancia del POUM, por lo tanto, si no lo era su numerosa militancia (unos 50,000) era su dinamismo y la dirección de intervenir en todos los frentes de lucha para tratar de aplastar, con la mayor rapidez y en la mayor cantidad de lugares posibles la reacción fascista. En el Frente de Aragón, además de las acciones tomadas en Cataluña, fue donde el Partido encuentra una mayor participación y relevancia, si bien siempre opacada, y en muchas ocasiones sujetas a la propia actividad de la CNT.
La acción conjunta con la CNT en los distintos frentes en que las columnas del POUM tienen actividad es lo que los lleva a encontrar en la organización anarquista una mayor afinidad política que con el conglomerado del Frente Popular y sus aliados más próximos. La amplia influencia y presencia que tenía la CNT-FAI dentro de territorio español era causa suficiente para que la dirigencia del POUM buscara una alianza estratégica con ellos, para poder llevar a realidad y a primer plano la consigna de "socialismo o fascismo" ante el principio de "primero la guerra, luego la revolución" que propugnaba el Frente Popular. Nin tenía claro que se trataba de "guerra y revolución" como asuntos unidos y no separados, y que la propia acción revolucionaria se llevaría a cabo dentro de la lucha contra los fascistas.
Antes de pasar al análisis de la relación POUM-CNT-FAI y cómo ésta afectó, en un principio, la "independencia política del partido marxista", recalquemos algunas cuestiones importantes. Las columnas del POUM no solo combatieron al lado de los anarquistas y en frentes completamente alejados del control del gobierno republicano, sino que igualmente participaron en acciones conjuntas con las Brigadas Internacionales y las fuerzas del Ejército Popular Republicano. Es sabido de la importancia de las milicias del POUM en el papel de la necesaria represión de poblaciones donde imperaba la influencia fascista, e incluso en algunos de los "infames crímenes de guerra" que normalmente sólo se achacan al Ejército Popular y la dirección de los comunistas. [13]
Con esto dicho, pasemos a la siguiente cuestión.
En mayo de 1936 se fundó a iniciativa del Partido la Federación Obrera de Unidad Sindical, trabajo amplio sindical que buscaba la diferencia con la U.G.T. y la CNT. En palabras de Nin: La F. O. U. S. no es una nueva central. Su propósito es organizar la lucha por la unidad sindical, porque la experiencia enseña que toda causa, por justa que sea, si quiere triunfar, ha de organizar a sus partidarios. Dispersas, las mejores voluntades se pierden; organizadas, avanzan con paso firme y seguro hacia el triunfo.[14].
En septiembre de 1936 se llevó a cabo un movimiento arriesgado. Aunque Nin consideraba que el papel de la Unión General de Trabajadores (la UGT) dentro de Cataluña era escaso y que por tanto, la conformación de la FOUS era un paso importante dentro de territorio catalán, se dio un viraje a la política del POUM y se tomó la decisión de incorporar la FOUS dentro de la UGT, en vez de incorporarla a la CNT. ¿Las razones? Nin consideraba que la UGT debía convertirse en una organización revolucionaria y para ello era necesario el impulso que las FOUS imprimieran en ella. Tras años de predicación sobre la importancia de la independencia política del partido obrero marxista tanto de las fuerzas burguesas y anarquistas, como del comunismo "estaliniano" y el izquierdismo trotskista, Nin vuelve a poner fe en la táctica trotskista del entrismo. Sin embargo, a diferencia de los resultados esperados del entrismo, Nin lo hace con miras a la unificación sindical y no a la escisión de los elementos revolucionarios de la UGT en una nueva central obrera:
"Hay que convertir a la UGT en una organización combativa y revolucionaria, con lo cual facilitaremos enormemente la unificación de todos los trabajadores en una sola central y crearemos una fuerza formidable tanto por su importancia numérica como por su espíritu revolucionario. Es indudable que la dirección reformista luchará desesperadamente por conservar sus posiciones - la resistencia que ha opuesto a nuestro ingreso es harto significativa a este respecto - pero con el apoyo de las propias masas de la UGT, no cejaremos en nuestra lucha, con la seguridad absoluta de que la victoria coronará nuestros esfuerzos."[15]
Con ello el POUM se garantizaba, de un lado, la colaboración activa con la CNT, y del otro, la participación en los asuntos concernientes al Frente Popular y su acción dentro de éste. La colaboración con la CNT y las fuerzas anarquistas fue haciéndose cada vez más profunda, y el actuar dentro del Frente Popular y las tareas establecidas dentro de éste fueron dejadas a un lado. Dicha colaboración, que se presumiría benéfica, hizo que en una gran parte en la que las fuerzas del POUM y la CNT actuaran conjuntamente, aquéllas se plegaran a la voluntad de éstas y en ocasiones, las acciones del POUM tuvieran mucho que ver con la dirección de los mandos anarquistas.
Era quizá la única manera en que el POUM pudiera subsistir durante cierta cantidad de tiempo, pues en aquellos momentos, a finales de 1936 y principios de 1937, comenzaba a gestarse la campaña en su contra dirigida, sobre todo, desde el Partido Comunista de España.
Las fricciones entre el gobierno republicano y el anarquismo faísta, que no podían traducirse en un primer momento como un antagonismo abierto, debido a la enorme presencia que mantenía la CNT sobre territorios prominentes, acabó siendo decisiva para la ruptura entre ambas fuerzas. Es innegable que las fricciones entre las fuerzas republicanas fueron, en última instancia, una ayuda generalizada al triunfo de los sublevados, pero normalmente esta fricción siempre se presenta únicamente como falta expresa del espíritu pequeñoburgués del anarquista y de la "traición" del POUM al frente popular, dejando a éste último una participación pasiva en dicha ruptura. Lo cierto es que se pueden analizar ambas partes como componentes de un todo contradictorio, y aceptar que en distintos momentos de la contienda cada una de las partes de la contradicción expresa entre el Frente Popular y la CNT-POUM fue predominante.
En un primer lugar, el Frente Popular exigía completa unión de las fuerzas republicanas y anti-fascistas dentro de la disciplina del Ejército Popular Republicana y de las Brigadas Internacionales, por lo que las "milicias independientes" representaban un abierto obstáculo a la consecución de una táctica unida y una unión estratégica de todas las fuerzas republicanas. Esto, sin embargo, representaba que las milicias debían plegarse a los mandos del Ejército y las Brigadas, formados en su mayoría por efectivos del Partido Comunista y cuadros destacados de la Internacional Comunista (como es el caso del italiano Palmiro Togliatti). En este caso, resultaba completamente inconcebible para el POUM y sus milicias el sujetarse al mando de aquellos que consideraban "agentes del estalinismo y la contrarrevolución". Como un abierto conflicto del gobierno con la CNT no era posible, gracias al tamaño de ésta, acabó resolviendo la contradicción con el mantenimiento de sus milicias bajo la alianza estratégica con la CNT y en grado mayor o menor, la sujeción de sus efectivos a su influencia.
La dirigencia del POUM veía esta acción como un paso importante para lograr la independencia política del Partido respecto de la influencia de la izquierda burguesa y el "frentepopulismo" y para, de una vez por todas, mostrar la justeza del "socialismo o fascismo". En los hechos, sin embargo, implicaba una influencia cada vez mayor del anarquismo sobre el POUM, lo que añadía un nuevo aspecto a la relación contradictoria que se vivía en su interior: Si existía conflicto entre la creciente influencia de los "izquierdistas" sobre los desplazados "bloquistas", ahora entraba en el campo la influencia "anarquista", añadida a los elementos vacilantes que en ciertas ocasiones buscaban un acercamiento del POUM hacia el Frente Popular.
Por lo tanto, la línea política del Partido no era aquella que agrupaba a sus distintos militantes, sino la propia obligación de acción militar contra el fascismo. Las diferencias entre "bloquistas, izquierdistas, frentepopulistas y anarquistas" nunca alcanzaron un estatus económico pero impedían en último término que la acción del Partido se fundara bajo su propia línea teórica. Esto era precisamente a lo que apuntaba Nin en sus tesis inacabadas que iban a presentarse al irrealizado Congreso del POUM de 1937. Si bien la acción unida militar era importante para mantener la cohesión del partido lo era igualmente el mantener la unión orgánica a partir de la unidad ideológica.
Nin buscaba dar solución a los problemas creados por la participación del POUM en distintos frentes de lucha, pero algo se interpondría en su objetivo.
Mayo, represión y desaparición: El final del POUM y la muerte de Andreu Nin en 1937.
La contradicción entre el gobierno republicano y las fuerzas agrupadas alrededor de la CNT y otras organizaciones contrarias a él (entre ellas el POUM) tomó un carácter antagónico explícito a mediados de mayo de 1937, en las famosas Jornadas de Mayo que enfrentaron al ejército republicano y las fuerzas aliadas de la CNT en Barcelona. El combate por la famosa Telefónica y la búsqueda de contrarrestar la influencia y el control que mantenía la CNT sobre la importante ciudad propiciaron una serie de enfrentamientos que se resolvieron en última instancia a favor del gobierno y sus fuerzas aliadas. El resultado inmediato de este conflicto fue la ruptura entre el gobierno y la CNT y la propia pérdida de control que mantenía ésta última dentro de Cataluña.
Dichos sucesos ayudaron a que se comenzara a considerar, tanto a las agrupaciones anarquistas alternas a la CNT como al POUM y a las "fuerzas del trotskismo internacional" como llamada "quinta columna". Este hecho ayudó profundamente a la propaganda del Partido Comunsita para caracterizar al POUM y sus aliados como "enemigos dentro de las filas" y "saboteadores" o "agentes fascistas". Desde luego que la propia existencia del POUM era contraria a los deseos y las intenciones de la política de la Internacional Comunista y al papel cada vez más importante que tenía el PCE dentro del manejo militar y gubernamental de la república.
José Díaz, secretario general del PCE, expresó en mayo de 1937 que "El POUM debe ser eliminado de la vida política del país". La decisión estaba tomada, sólo era cuestión de ver el cómo llevarla a cabo.
La primera medida obvia era recrudecer la propaganda contra el POUM. Para esto, fue necesaria la amplia participación de la militancia comunista en la tarea de la difamación. Son conocidos los carteles anti-POUM difundidos en los territorios republicanos, y la caracterización que se hacía de éstos como los más prominentes miembros de la "quintacolumna" y de la infiltración fascista en las filas republicanas.
Para la tarea no pública, es decir, clandestina, fueron necesarios los agentes del NKVD radicados en España y la participación explícita de los más importantes hombres de la Komintern en España: El argentino Vittorio Codovilla, el italiano Vittorio Vidali (conocido como Comandante Carlos), el italiano Palmiro Togliatti y los después conocidos agentes Alexander Orlov y Iósif Grigulévich así como el búlgaro Stepanov o Moreno. La tarea principal de los agentes del NKVD era la fabricación de pruebas contundentes que probaran la colaboración del POUM y sus dirigentes con la Italia fascista, la Alemania nazi y las fuerza sublevadas. Una de éstas primeras pruebas fue una carta supuestamente escrita por Nin y dirigida a Franco, donde aquél apoyaba la sublevación de "la quinta columna" madrileña a favor del segundo.
Otra prueba ampliamente difundida fue la supuesta alabanza de Joseph Goebbels hacia la Asociación de los Amigos de Durruti, organización anarquista con la que el POUM había colaborado ampliamente en mayo de 1937.
La intención de la inteligencia activa del NKVD dentro de España, era, en una primera instancia, la detención de los dirigentes poumistas bajo la acusación de alta traición y colaboración con el enemigo para así poder "desencadenar" unos procesos similares a los que se estaban llevando a cabo en Moscú. Dicho proceso serviría, de un lado, para la eliminación de aquellos elementos incómodos, como eran los que representaba el POUM, y el acento de la influencia soviética sobre el gobierno español. La oposición explícita de ciertos sectores aún conformantes del Frente Popular, como de la facción "largocaballerista" y "prietista" dentro del PSOE y el gobierno español impidieron que las autoridades judiciales actuaran en contra del POUM a favor de las pruebas fabricadas.
Finalmente, el 16 de junio de 1937, un año después del inicio de la guerra, la dirigencia del POUM fue arrestada y sus cuarteles clausurados por las autoridades. Andreu Nin fue separado del resto de los dirigentes del POUM y se puso en marcha el proceso contra su cúpula dirigente, principalmente por su papel dentro de las Jornadas de Mayo y por la presión soviética hacia el gobierno español.
Se sabe que, en el momento en que se le comunicaron a José Díaz los planes de Alexander Orlov y la NKVD sobre "la cuestión del POUM", el líder comunista español enfureció, a pesar de las pésimas relaciones entre el POUM y el PCE por lo que consideraba una serie intromisión de la URSS en asuntos externos y dijo que los soviéticos actuaban como agentes extranjeros en España. Sin embargo, la propia figura de Díaz, otro elemento a analizar más adelante, se había visto seriamente reducida tras la llegada a España de Palmiro Togliatti y los enlaces con la Komintern. Poco pudo hacer el dirigente comunista para evitar los actos de "agentes extranjeros".[16]
Nin fue trasladado a Alcalá de Henares, cerca de Madrid, una zona de importante presencia soviética. Se le recluyó en la Catedral de la ciudad que fungía como prisión para los soviéticos y se le sometió a varias torturas, cuyo total testimonio, por fortuna o por desgracia, no ha llegado a nosotros. Para afianzar la idea de que Nin era un agente de la Gestapo y un desestabilizador fascista, se procedió de una manera impresionante, tanto por lo increíble que resultaba como por lo que pretendía dicha acción. Nin fue "secuestrado" de la prisión y llevado fuera de ella. Después de eso no volvió a saberse nada de él. La versión oficial, después de que comenzara a mostrarse preocupación en el gobierno por su paradero y que su desaparición fue notoria, es que aquel día que desapareció, Nin había sido extraído de la cárcel por sus amigos de la Gestapo, y por ello, ante las pintas que aparecían de vez en cuando en las paredes de España preguntando por el paradero del dirigente, se pintaba abajo "Está en Salamanca o en Berlín".
La verdad tardó en salir a la luz, y no es siquiera una verdad establecida. Se sabe que después de su "secuestro" Nin fue asesinado en Alcalá de Henares y que su asesinato fue llevado a cabo por dos personajes antes mencionados: Alexander Orlov y Grigulévich. No se sabe exactamente, a ciencia cierta, bajo qué condiciones fue asesinado Nin, pero se mantiene la versión, aceptada generalmente, de que fue sometido al suplicio del desollamiento. El antiguo ministro comunista, Jesús Hernández, uno de los implicados en el proceso de represión contra el POUM y en el proceso contra Nin, relata lo siguiente:
"Nin no cedía. Resistió hasta que se desmayó. Sus inquisidores se impacientaban. Decidieron abandonar el método seco. Entonces la sangre fluyó, la piel se despegó, los músculos se desgarraron, el sufrimiento físico llegó al límite de la resistencia humana. Nin resistió el cruel dolor de las torturas más refinadas. En pocos días su rostro era una masa de carne sin forma".[17]
Se cree que Nin fue asesinado el 20 de junio de 1937. El paradero de su cuerpo es desconocido y su misma suerte fue desconocida durante una gran cantidad de tiempo.
El proceso contra el POUM se llevó a cabo meses después. Para este propósito fue editado en 1938 por el PCE el famoso libelo Espionaje en España, escrito por un tal Max Rieger (que era en verdad el pseudónimo de un grupo de autores anónimos) y en el que se relataban la mayor parte de las acusaciones dirigidas hacia el POUM.
El proceso contra el POUM encontró resistencia incluso dentro de los círculos comunistas y socialistas en el gobierno. Las autoridades se mantenían escépticas sobre la leyenda de la salvación de Nin por parte de la Gestapo y el propio Largo Caballero se mantenía reacio a la disolución propuesta por el Tribunal.
El 29 de junio de 1938, el Tribunal, si bien proclamó la ilegalidad del POUM y su disolución, así como el encarcelamiento de sus líderes, aceptó igualmente que no existía prueba alguna y contundente de que la actuación del POUM hubiera servido como palanca o ayuda a "elementos facciosos" y su papel como activos colaboradores del espionaje fascista. En contraposición a esto, se declaró al POUM como una organización antifascista, y que en todo momento colaboró con la amplia lucha revolucionaria contra los sublevados.[18]
La sentencia disgustó al Partido Comunista, debido a que no se reconoció el papel del POUM como organización fascista ni se condenó a la pena máxima a sus líderes, sin embargo, de momento, el objetivo había sido conseguido: El POUM había sido disuelto y su actividad condenada a la ilegalidad. La represión contra las pequeñas milicias que se mantenían en actividad no se hizo esperar, y muchos de los militantes del POUM permanecen aún en calidad de desaparecidos. La acción política del Partido y de sus miembros fue acallada y las incipientes organizaciones de carácter sindical y obrero, destruidas o puestas completamente al mando de la UGT y el propio Partido Comunista (algo fuera de los planes de Nin al proclamar la unidad de la FOUS y la UGT).
Joaquín Maurín no murió, sino que fue liberado en 1946 de la cárcel fascista en donde estaba preso desde diez años antes y se exilió en Estados Unidos, donde murió en 1973.
La suerte de otros militantes del POUM fue la de permanecer o bien en la clandestinidad, o su incorporación a las filas republicanas, que serían derrotadas pocos meses después de la condena del Tribunal. Algunos otros, sobrevivientes tanto de la represión como del franquismo, han dedicado su vida a recuperar la memoria histórica del Partido y su significación, a veces de manera completamente sesgada, pero que nos proveen de un importante material para la reconstrucción de la historia de esta organización y de su balance crítico.
Tanto la idealización del POUM como los mártires de la política de la Komintern dentro de España (cuya historia merece un análisis mucho más profundo) como su caracterización de agentes del fascismo, traidores, aventureristas y quintacolumnistas parten de premisas profundamente unilaterales, que complican e impiden un verdadero balance sobre el cómo se desarrolló la guerra civil y las contradicciones dentro del bando republicano. Es menester el romper con la unilateralidad de estas concepciones y su tratamiento antidialéctico para poner, por fin, con los pies en la tierra tanto a la desgraciada historia del POUM como la de su dirigente, Andreu Nin y las muchas figuras que destacaron a lo largo de su desarrollo político. La condena completa al POUM como su reivindicación en abstracto no pueden ser sino síntomas de que las viejas concepciones metafísicas de la guerra civil española, tanto dentro del comunismo hegemónico hasta nuestros días como de los diversos grupúsculos trotskistas subsisten hasta nuestros días, y es menester el barrerlas completamente.
Mientras tanto, se espera que estos dos artículos hayan contribuido a esta tarea sobre este tema en específico, y que se acojan con la debida crítica que deban hacérseles, sin caer en las concepciones antes mencionadas.
Por lo que, con las siguientes palabras de Marx, cerramos este trabajo, por el momento:
Bienvenido sea todo juicio crítico científico. Contra los prejuicios de la llamada opinión pública, a la que nunca he hecho concesiones, tengo por divisa el lema del gran florentino:
Segui il tuo corso, e lascia dir le genti!
[1] (Nin, Después de las elecciones del 16 de febrero, 1936)
[2] Ibid
[3] Ibid
[4] Ibid
[5] (Solano, 1999)
[6] Hay que ser completamente sinceros cuando se trata esta cuestión y que precisamente en ella radica la propia contradicción de la afirmación de "traición" del POUM al Frente Popular:
"En relación con la pequeña burguesía, el Partido Obrero ni adopta la clásica posición de la social democracia de un contacto orgánico permanente con los partidos pequeño-burgueses que últimamente ha revalidado la Internacional Comunista con el llamado Frente Popular, ni adopta tampoco la absurda posición de poner a la pequeña burguesía en el mismo saco que la gran burguesía." (¿Qué es y qué quiere el Partido Obrero de Unificación Marxista).
[7]
"Enormes retratos de Lenin y Trotsky
adornaron las paredes
del cine madrileño donde se celebró el mitin del partido durante la campaña
electoral de
febrero, en el que habló Maurín. Una octavilla publicada el 1 de mayo de 1936
por la
agrupación poumista de Salamanca del POUM, compuesta por antiguos militantes de
la ICE,
afirmaba que Trotsky era el único de los antiguos dirigentes bolcheviques que
aún
"mantenía en alto la bandera de la revolución internacional". (Gutiérrez)
[8]
Son conocidas las apreciaciones de Trotsky sobre el dirigente del POUM: A su
modo de ver, Maurín encarnaba al "pequeñoburgués revolucionario, ágil, versátil
y superficial". La teorización de Maurín sobre la cuestión nacional recibía del
gurú el apelativo de que: "toda la política" de Maurín era
"nacionalista-provinciana y pequeñoburguesa reaccionaria en su esencia
misma" y la teorización del POUM acerca de la prominencia de la clase
obrera en las tareas democráticosocialistas antes de la revolución proletaria
hacía de Maurín un "galimatías
ecléctico"
[9] "Toda, absolutamente toda la clase trabajadora ha de formar parte de las Alianzas Obreras. Y, además, el funcionamiento de las Alianzas Obreras ha de democratizarse, dejando de ser, progresivamente, una superorganización formada desde arriba para afirmarse sobre la gran cantera de las masas trabajadoras actuando democráticamente. De una manera gradual, las Alianzas Obreras han de transformarse adoptando las características de los soviets en la Revolución rusa." (¿Qué es y qué quiere el Partido Obrero de Unificación Marxista?)
[10] (Cabo, 1987)
[11] Se estima que, poco después de su fundación el PSUC llegó a contar con 90,000 militantes.
[12] No entraremos tampoco en detalles sobre la disolución de la Generalitat de Cataluña y la "entrega del poder" de Companys a los anarquistas.
[13] Ver Payne, Stanley: "La guerra civil española"
[14] (Nin, La federación obrera de unidad sindical, 2013)
[15] (Nin, ¿Por qué los sindicatos de la FOUS ingresan en la UGT?, 2013)
[16] (Thomas, 2018)
[17] (Hernández, 1974)
[18]
(Rieger, 2007, págs. 12-14)
Bibliografía
Alba, V. (1978). La
revolución española en la práctica: Documentos del POUM. Madrid: Ediciones
Júcar.
Cabo, F. d. (1987). El POUM y la guerra civil española. Obtenido de Fundación Andreu Nin: https://fundanin.net/2019/02/04/el-poum-y-la-guerra-civil/
Gutiérrez, P. (s.f.). El debate de entre los trotskistas y el POUM. Anticapitalistas, 5. Obtenido de Anticapitalistas: https://www.anticapitalistas.org/IMG/pdf/Gutierrez-ElDebateEntreLosTrotskystasYElPOUM.pdf
Hernández, J. (1974). Yo fui un ministro de Stalin: Memorias de la guerra civil española. Madrid: Gregorio del Toro.
Nin, A. (1936). Después de las elecciones del 16 de febrero. Obtenido de marxists.org en Español: https://www.marxists.org/espanol/nin/1936/despues_las_elecciones.htm
Nin, A. (agosto de 2013). ¿Por qué los sindicatos de la FOUS ingresan en la UGT? Obtenido de marxists.org: https://www.marxists.org/espanol/nin/1936/porque_los_sindicatos.htm
Nin, A. (mayo de 2013). La federación obrera de unidad sindical. Obtenido de marxists.org: https://www.marxists.org/espanol/nin/1936/federacion_obrera.htm
Payne, S. G. (2014). La guerra civil española. Madrid: Rialp.
Rieger, M. (2007). Espionaje en España. España: Ediciones Espuela de Plata.
Solano, W. (1999). Breve historia del POUM. Obtenido de La Haine: https://www.lahaine.org/est_espanol.php/historia_del_poum
Thomas, H. (2018). La guerra civil española. Madrid: Debolsillo.
(Thomas, 2018)
Por: Uriel Gutierrez - Brigada Comunista
