Reflexiones sobre la pandemia y las “nuevas” condiciones
A principios del presente año (2020) el mundo estaba a la expectativa de los hechos y noticias acontecidos en la lejana ciudad de Wuhan (China) en torno a la aparición de un nuevo virus altamente contagioso y con una posibilidad "mínima" de mortalidad. Jamás imaginamos que este nuevo virus, cambiaria tan estrepitosamente y para siempre el mundo que hoy conocemos, primeramente exportándose a otras regiones de Asía, después a Europa donde dejo a su paso una estela fúnebre y de pánico, la cual nos daba señales de los que nos deparaba en el continente americano, y particularmente en México.
Hasta el día 5 de julio del año en curso se han registrado aproximadamente 11 millones de casos sobre personas infectadas y con ello más de 500 mil personas que perdieron la vida a causa de síntomas y complicaciones derivadas del virus. En México se han registrado aproximadamente 252 mil casos de personas infectadas y casi 31 mil decesos.
El virus del covid 19 no sólo ha significado un problema de salud a escala mundial y nacional, sino que ha traído con sí mismo la exposición de un sistema de salud ineficiente e incapaz de garantizar las mínimas condiciones de atención eficiente y oportuna para los miles de infectados por el virus, así como la atención y seguimiento a enfermedades de otra índole, aunado a las ya existentes paupérrimas condiciones laborales para los trabajadores de la salud y afines a la administración y mantenimiento de dicha rama.
Ante esto desde la segunda quincena del mes de Marzo, el gobierno federal implemento un plan para la contención y atención de la epidemia en México, la cual designo como "Jornada nacional de sana distancia" y agrego nuevos actores políticos y retóricos, los cuales tenían por tarea contener la reacción de las masas ante el actual escenario predecible, el cual nos hace destacar como el 4° país de américa con mayores contagios y el 5° con más defunciones en el mundo. Además de la jornada nacional de sana distancia existen otros mecanismos/planes de reacción por parte del Estado entre los cuales destaca la aplicación del Plan DN III de la SEDENA, así como el "casual" decreto de AMLO para oficializar la militarización del país (objetivo fallido por las gestiones del PRI y PAN) por lo menos hasta el final de su sexenio, han obedecido a una mera defensa de los intereses de clase de los monopolios y de la burguesía transnacional, los cuales han intentado relegar todo el peso y responsabilidades laborales al Estado para así poder seguir asegurando su ganancia. Al finalizar el mes de junio se habían registrado ya cerca de 20 millones de empleos perdidos, la mayoría de ellos perdidos durante la jornada nacional de sana distancia, a ello se suman las condiciones imperantes anteriores a la crisis sanitaria, tal como es la economía de millones de familias que viven del comercio informal a los cuales se les cortaron de tajo los rubros de donde obtienen sus ingresos para el hogar.
Por otro lado los monopolios y los empresarios del país han registrado ciertamente algunas perdidas y bajas con respecto a años anteriores, sin embargo, han logrado el objetivo de proteger sus ganancias y adaptarlas a los nuevos estándares que genera la crisis económica y financiera simultánea a la sanitaria, esto con el claro contubernio del Estado, el cual ha generado decenas de planes y programas de apoyo para los monopolios "nacionales" y transnacionales los cuales constatan desde la condonación de impuestos y deudas, como el apoyo que significa la inyección de capitales a los distintos rubros económicos, además de los acuerdos comerciales como es el T-MEC, el cual fortalece las relaciones imperialistas entre los países de América del norte (México, EEUU y Canadá), todo esto a costa del sacrificio de millones de empleos y de una clara tendencia de agudización venidera en la lucha de clases, de lo cual nos daremos la tarea de exponer en otra entrega dedicada particularmente a las relaciones imperialistas y el T-MEC.
Mientras tanto en el ámbito político, podemos asegurar que el Estado y el gobierno reaccionario y socialdemócrata de López Obrador han cumplido con el objetivo, no de "aplanar" la curva epidémica, pero sí de aplanar la reacción de las masas mediante sus distintas herramientas propagandísticas y en últimas instancias mediante la fuerza represiva de las fuerzas armadas y corporaciones policiacas. Sin embargo, resulta estéril hablar de las condiciones generadas por la crisis del covid 19 sin tomar en cuenta o apartar en un segundo plano las condiciones ya existentes. 2019 Cerro como el año más violento en la historia del país y México se postro como uno de los países más inseguros y desiguales del mundo, en el plano político nos encontrábamos como espectadores de como el Estado mexicano movía sus piezas a raíz del chantaje y presión del gobierno de EEUU presidido por Donald Trump para ser el más efectivo "muro móvil" anti migrante, a su vez cientos de casos donde el paramilitarismo y el poder de los carteles del crimen "organizado" seguía acrecentándose a lo largo y ancho del país y finalmente la cuestión laboral que arrastraba millones de empleos perdidos para la juventud (del programa Jóvenes construyendo el futuro), si damos un repaso a estas "anteriores" condiciones y las nuevas" observaremos que la lucha de clases en el país y el mundo no se ha pausado, ni el orden imperialista estuvo en peligro alguno, sino que estas condiciones se siguen acrecentando y agudizando, ingenuo ha sido el proletariado al sucumbir ante los discursos de unidad nacional y solidaridad interclasista, inteligente ha sido la burguesía para mover sus piezas políticas, jurídicas y militares ante la ya predecible e inestable "tendencia a la insumisión" de las masas, esto sin pausar el escenario de violencia y guerra donde la burguesía "legal e ilegal" se disputan territorios, plazas y rutas comerciales, así como nuevos mercados tanto para los proyectos estatales y privados, como de configuración y reacomodo de los carteles de narcotraficantes los cuales constituyen una pieza importante para la economía del país.
Por otro lado, es necesario que observemos como fungen y se mueven las condiciones subjetivas, las cuales igualmente han cambiado drásticamente, comenzaremos planteando el ejemplo del Tren Maya, a principios del año se vislumbraba una fuerte oposición y lucha de los pueblos indígenas y de las organizaciones afines a la lucha indígena, obrera y ecologista contra el Estado quien comenzaba a tomar posiciones de combate, la jornada nacional de sana distancia si bien no cumplió (nuevamente) con nutrir y adaptar los sistemas de salud regionales en el escenario geográfico donde se lleva a cabo el proyecto del Tren Maya, si cumplió con militarizar la región y con obtener las herramientas políticas y jurídicas que justificara la puesta en marcha del proyecto, esto con la clara desmovilización encubierta tras un mensaje de "cuidado de la salud" y unidad nacional, los choques de resistencia de los pueblos indígenas y de sus organizaciones afines siguen vislumbrando los eventuales choques y enfrentamientos contra el Estado, sin embargo, podemos asegurar que se encontraran en un escenario donde seguirá permeando la desmovilización y poca organización.
Mientras tanto en otros lares del país, siendo las grandes urbes, nos encontramos con varios episodios de insumisión, principalmente de la juventud, todo esto a raíz del hartazgo social contra la brutalidad de las fuerzas represivas del Estado, resaltando el ejemplo de Jalisco, donde se suscitaron enfrentamientos entre manifestantes y las corporaciones policiacas teniendo como resultado el despliegue del rostro más represivo y reaccionario que conllevo la desaparición temporal de decenas de jóvenes, dando ejemplo de la naturaleza del Estado burgués
. En el ámbito de la lucha obrera y sindical, existieron algunos focos de atención donde los gremios de algunas instituciones de salud se movilizaron para expresar su descontento ante el actuar del Estado, estas movilizaciones además de ser insignificantes en la configuración del movimiento obrero sindical, estaban plenamente enmarcadas en el economicismo (sí es que queremos ser benevolentes) y el inmediatismo simbolico, sin ninguna reivindicación política, dejando claro una vez más que el sindicalismo al servicio del Estado y la burguesía tiene todo bajo su control y a su vez, que las fuerzas "revolucionarias" enmarcadas en el seguidismo obrerista mantienen la lógica de ser elementos externos y ajenos a las reivindicaciones de la clase obrera, que hacen de la labor entre la clase una labor de proselitismo y de acompañamiento "solidario", lo cual tiene como único objetivo salir en las fotos de las portadas de la prensa reaccionaria y rascar algún potencial militante o víctima, según el caso.
Finalmente cabe agregar que la crisis pandémica está lejos de finalizar y si el fin es visible podemos asegurar que será a expensas del proletariado y de la ganancia de los monopolios farmacéuticos, los cuales han adelantado que contrario a los deseos "utópicos" de la OMS, el eventual tratamiento tendrá un costo, es decir; que el mercado y la ganancia decidan quien vive o quien muere.
Por otro lado, necesitamos ahondar en las repercusiones emocionales y psicológicas que conlleva la actual crisis tanto sanitaria y económica, ya que por ese lado, los marxistas nos hemos quedado muy cortos de interpretar a los individuos meramente como elementos "económicos" y no sociales, ni tan profundamente políticos, ante esto la presente reflexión culminaría en hacer la invitación permanente a nutrirnos políticamente, ideológicamente y humanamente, en hacer de la educación revolucionaria y la renovación teórica una tarea permanente en cada uno de nosotros.
Brigada Comunista
