La derrota parcial del Movimiento Comunista Internacional y la situación en México: comentarios críticos respecto al documento de Bandera Roja
Al finalizar la década de los 90's del siglo pasado, la derrota práctica del comunismo era más que evidente en el plano internacional. Por un lado, la caída del muro de Berlín, por el otro, la disolución del "telón de acero" marcaban un antes y un después en la confrontación no sólo práctica, sino además teórica del marxismo leninismo frente a las "ciencias burguesas".
Esto queda marcado con el ascenso de teóricos burgueses que veían en la derrota del comunismo el fin de la historia y la victoria indiscutida del capitalismo como sistema hegemónico de prácticas e ideas.
Así, los movimientos sociales de inicios del siglo XXI no veían un horizonte teórico sólido, por el contrario, se habían dejado llevar por el espontaneismo y la deslocalización de las distintas luchas. Sin embargo, el marxismo leninismo como referente teórico poco a poco ha ido recuperando y reclamando su terreno como la Teoría de vanguardia para la completa emancipación del género humano.
Lo anterior refuta cabalmente las nociones burguesas del fin de la historia. Día con día las luchas de clases se ven manifiestas y, junto con ellas, la exigencia y urgente necesidad de elevar la praxis revolucionaria, lo que nos indica que en realidad el marxismo leninismo como Teoría no ha sufrido una derrota, los que la sufrieron fueron los grupúsculos que, en su nombre, actuaban con prácticas que no se distinguen en nada de la línea burguesa.
Estos grupúsculos autodenominados comunistas (aunque de comunistas no tengan nada) han vulgarizado, tergiversado y ridiculizado al marxismo leninismo, haciéndolo pasar por organizaciones burocráticas y sin ningún tipo de crítica ni autocrítica. Así, lo que hacen es únicamente posicionarse en el terreno de la política clásica burguesa, esa distinción falaz y engañosa de la izquierda y la derecha.
Asumiéndose parte de la "extrema izquierda" la máxima aspiración de estas organizaciones burocráticas es participar de la política burguesa, tener uno o dos escaños de representación. Desfilar cada primero de mayo y evangelizar sin critica alguna el obrerismo, pobrismo, etc.
Por ello, planteamos dos preguntas iniciales que se desarrollarán a lo largo del presente documento.
1.- ¿A qué responde esta actitud acrítica de esas viejas organizaciones?
2.- ¿Cómo se manifiesta la victoria parcial de la línea burguesa en las desviaciones Teóricas y prácticas de estas organizaciones?
Para poder dar una respuesta, retomaremos fragmentos del texto de BR, asimismo, señalaremos y puntualizaremos algunas cuestiones que nos parecen relevantes para la necesaria crítica y autocrítica.
Así, la actitud acrítica que estas viejas organizaciones burocráticas que están condenadas al basurero de la historia han adoptado frente a la realidad y la evidente necesidad de estudio, formación y elevación de conciencia responde a una malinterpretación de todo el conjunto de la Teoría marxista leninista.
Lo anterior, a pesar de parecer una respuesta superficial y mecánica, no lo es. Y no lo es porque la malinterpretación teórica no es un asunto menor, es, por el contrario, una de las principales causas de la derrota parcial del comunismo como horizonte histórico de las luchas del proletariado.
"Pese a la referencialidad universal del Movimiento Comunista, era (y es) innegable que los procesos de construcción socialista, de lucha armada, de desarrollo político-ideológico tendían a la decadencia, a la pérdida de impulso y creatividad, hasta devenir en estructuras burocráticas y verticales"
Esto significa que esas organizaciones simplemente se han dedicado a pronunciar efemérides y repetirlas a los cuatro vientos, sin saber nunca realmente a qué se hace referencia, sin estudiar y sin formarse con el sentido crítico y la seriedad que el marxismo leninismo exige.
Esta repetición de efemérides cual pericos sin sentido crítico, esta evangelización de lo soviético, el pensar el comunismo como un club de conocidos simplemente profundiza cada vez más la derrota parcial del comunismo, produce y reproduce esas viejas prácticas que han colocado al comunismo al lugar que ocupa hoy: un papel secundario en el horizonte revolucionario y referencial de las masas.
"Pese a lo evidente, buena parte del Movimiento Comunista Internacional perpetúa acríticamente las prácticas que han llevado a nuestro movimiento al colapso; el rutinario sindicalismo, la glorificación acrítica de las masas y el oportunismo de izquierda o derecha son las actividades regulares de las organizaciones que se presumen comunistas, únicamente cohesionadas por un delgado barniz de folclore guerrillero, soviético, maoísta u hoxhista; se consideran herederos directos de los ilustres revolucionarios del pasado, pero esquivan los señalamientos acerca de las contradicciones que arrastra consigo el movimiento y las consecuencias funestas que acarrea la práctica reiterada de sus formas descompuestas"
Esta actitud acrítica y "glorificación de las masas", ese obrerismo vulgar da lugar a dos mistificaciones centrales: por un lado, la mistificación de las luchas de clases, por otro, la mistificación de la división entre trabajo manual y trabajo intelectual. A pesar de que pondremos énfasis en estas dos contradicciones, cabe destacar que el marxismo leninismo, en su carácter universal, subraya la necesidad de la relación dialéctica entre lo universal y lo particular. La unidad concreta del todo.
Así, empecemos por esta segunda mistificación. La correspondiente a la división entre trabajo intelectual y trabajo manual en el seno de una formación social capitalista deviene de una malinterpretación y nulo entendimiento de la división social del trabajo en el seno del Estado capitalista y sus fases de desarrollo.
Engels bien señala en El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado que "[...] el primer antagonismo de clases que apareció en la historia coincide con el desarrollo del antagonismo entre el hombre y la mujer en la monogamia; y la primera opresión de clases, con la del sexo femenino por el masculino."[1]
Claramente y tal como Engels lo señala, el primer antagonismo de clase se dio a partir de la distinción del trabajo en las sociedades donde la organización comenzaba a situarse dentro de lo tribal, donde se ya se establecían jerarquías y la organización, así como la producción se determinaba por un líder de la tribu.
"Siendo así, la anterior organización del trabajo dentro de pequeños grupos familiares pasó a una forma extendida de familia ampliada, donde la preservación del derecho al usufructo privado del trabajo social, es decir, la propiedad, requirió la jerarquización de las relaciones de consanguinidad y la sujeción de los miembros de la comunidad sin parentesco con el patriarca, de igual modo, la restricción de la vida femenina a la conservación de los lazos de consanguinidad (y por ende de propiedad) a través de la maternidad como su práctica preeminente. La síntesis de estas prácticas sociales es conceptualizada como patriarcado."
Es a partir de entonces que, a la par del desarrollo de las sociedades divididas en clases, el antagonismo original de clases, es decir, el existente entre el hombre y la mujer a partir de la división social del trabajo, se agudizaba.
"En este sentido, la mujer proletaria se encuentra en situación de doble vulnerabilidad: como parte de una clase desposeída, esclava del salario, tanto como mujer, subordinada por causa de su trabajo doméstico especializado. Todo lo anterior se manifiesta en sus formas extremas como violencia machista, feminicidio sistemático, esclavismo por prostitución, maternidad impuesta por el Estado mediante la penalización del aborto y limitación del acceso a anticoncepción. La sistematicidad de la violencia contra las mujeres es inexplicable si se soslaya a la familia como la unidad política y económica que produce y reproduce la división entre trabajo productivo e improductivo, específicamente entre trabajo varonil y femenil. Es innegable que la familia subsume formalmente la sexualidad humana al ámbito de la producción y reproducción de capital; no sólo eso, sino que esta misma institución alberga toda clase de atrocidades por causa de la estrecha restricción de la experiencia humana al marco del espacio "privado" en que se articula la sociedad capitalista, donde se encarga el mismo proletariado de su autorreproducción y fatídica autoperpetuación como clase explotada. Así, de manera contradictoria, familia y el capital son caracterizaciones del mismo fenómeno de explotación."
No pretendemos desarrollar a profundidad esta cuestión, pues consideramos que el documento de BR bien explica y sintetiza el tema. Sin embargo, cabe señalar que, debido al progreso y desarrollo técnico alcanzado en las formaciones sociales capitalistas, la mujer proletaria tiene la capacidad de alcanzar una igualdad formal dentro de estas formaciones sociales. Esta igualdad formal, sin embargo, llega a constituir un sobrepeso y sobrecarga de trabajo para la mujer proletaria, pues no se llega a acabar la estructura patriarcal que deviene de la sociedad dividida en clases.
"La república democrática no suprime el antagonismo entre las dos clases; por el contrario, no hace más que suministrar en que se lleva a cabo su término la lucha por resolver este antagonismo. Y, de igual modo, el carácter particular de predominio del hombre sobre la mujer en la familia moderna, así como la necesidad y la manera de establecer una igualdad social efectiva de ambos, no se manifestarán con toda nitidez sino cuando el hombre y la mujer tengan, según la ley, derechos absolutamente iguales. Entonces se verá que la manumisión de la mujer exige, como condición primera, la reincorporación de todo el sexo femenino a la industria social, lo que a su vez requiere que se suprima la familia individual como unidad económica de la sociedad."[2]
Respecto a ésta última cita de Engels, pusimos en cursiva la última parte porque, a nuestro ver, esta frase puede dar cabida a malas interpretaciones si no se estudia y se forma en el marxismo leninismo.
Lo anterior porque los grupúsculos autodenominados comunistas señalan que la emancipación de la mujer, es decir, de la mitad del sujeto revolucionario, no será posible sino sólo en y a través de la sociedad socialista. Ello puede parecer, a primera vista, correcto, sin embargo, también conduce a seguir produciendo y reproduciendo de manera acrítica e irreflexiva las actitudes características de las sociedades divididas en clases, es decir, la misoginia, la homofobia, el clasismo, etc., así, se justifica actitudes tales dentro de las organizaciones autopretendidas "comunistas" bajo el pretexto de que el "único y verdadero" cambio vendrá bajo la bandera del socialismo.
Es por ello que se remarca la necesidad inmediata de elevar nuestra praxis revolucionaria y adoptar una actitud crítica, así, la crítica, autocrítica y el balance son más que necesarios para el devenir en comunismo.
Estas organizaciones contrarrevolucionarias se han dedicado a canonizar al proletariado sin ejercer ningún balance ni crítico ni autocrítico. Así, son incapaces de distinguir el problema cardinal de la filosofía, su praxis sigue reproduciendo los estándares idealistas. En este sentido, se aferran a la Tesis 11 de las Tesis sobre Feuerbach[3] sin comprender el fondo de la cuestión, aferrándose a la forma de manera mecánica y antidialéctica.
Lo anterior no es un asunto menor, pues como veremos ha tenido consecuencias negativas muy importantes para el MCI dentro del cual han colaborado para su derrota los grupúsculos autodenominados comunistas en México.
"El proletariado constituido como clase en sí se sitúa en la posición histórica de superar las bases materiales de su opresión [...] La familia es la institución que reproduce las dinámicas del capital, manifestándose dentro del hogar la propiedad privada, la división social del trabajo y las relaciones de poder que oprimen a la mujer. Es el conjunto del capital, en todo caso, que requiere de la familia nuclear como unidad productiva para mantener la fuerza laboral y reproducir la fuerza de trabajo futura."
Así, reafirmamos lo anteriormente dicho, y hacemos énfasis en esta cuestión, pues entender el devenir en comunismo como proceso mecánico ha constituido uno de los problemas centrales de todos los ejercicios que se pretendían comunistas. Éste fenómeno se manifiesta de manera aún más nítida en la incapacidad de profundidad y análisis de la Teoría revolucionaria del marxismo leninismo, expresada así en la interpretación de las clases no como relaciones, sino como simples categorías estadísticas.
Este punto ha sido medular a la hora de la construcción y el devenir en comunismo. Se debe precisar que las clases como relación, entendidas así desde el marxismo leninismo, expresan todo el conjunto de relaciones del proletariado como clase en sí en el marco de desarrollo de las formaciones sociales capitalistas y sus Estados respectivos. Por su lado, entender la clase como simple categoría estadística, correspondiente a la línea de pensamiento burgués supone falsedades y mistificaciones del actuar y del devenir en comunismo, así como del devenir en clase para sí.
Los movimientos de línea burguesa que se pretenden comunistas han entendido a la clase como categoría estadística, con lo cual, dejan entrever su incapacidad de asimilación de la Teoría, asimismo, siguen produciendo y reproduciendo los vicios de las sociedades divididas en clases justificando así su necedad, inmadurez teórica e incapacidad de elevación de la conciencia de clase.
Pero la elevación de la conciencia de clase no tiene nada que ver con la moralidad burguesa. Por el contrario, responde a la necesidad de devenir en comunismo en el aquí y ahora, de practicar el comunismo desde lo cotidiano y lo molecular. Así, se entiende al marxismo leninismo no como una Teoría mecanicista o dogmática, sino como una Teoría en movimiento dialéctico. En tal sentido, la elevación de la conciencia debe ser practicada en el entendimiento de que este movimiento expresa la necesidad real de devenir en comunismo y la capacidad del proletariado de constituirse como clase para sí, a partir del ejemplo dado por el Partido de nuevo tipo.
"Para nosotros, el comunismo no es un estado que debe implantarse, un ideal al que haya de sujetarse la realidad. Nosotros llamamos comunismo al movimiento real que anula y supera al estado de cosas actual."[4]
Esta noción mecanicista de las viejas organizaciones burocráticas no toma en cuenta que, como ya bien se señaló, la clase como relación social no desaparece con el simple advenimiento de un Estado socialista. La clase, en este sentido, sigue existiendo pues aún dentro del socialismo las luchas de clases se siguen gestando. Por lo tanto, la idea de relegar la "cuestión" de la opresión femenina a un segundo plano bajo el pretexto de la "auténtica liberación" una vez llegado un Estado socialista es falaz y repugnante.
Y es esta visión la que lamentablemente producen y reproducen sin visión crítica esos grupúsculos autodenominados comunistas. Clara expresión de ello son las interminables denuncias en contra de las mismas que han quedado sin respuesta y sin balance crítico ni autocrítico.
"La lucha de clases seguía su desarrollo en la URSS, pero las masas habían perdido el ímpetu revolucionario. A principios de los años 20s, "las masas habían retrocedido desde los soviets hacia los sindicatos y se habían estabilizado en estos últimos" (Línea Proletaria No. 2, pág. 48)[5]. La fusión entre la vanguardia y las masas se debilitaría de forma progresiva -hasta la eventual ruptura- y los bolcheviques intentaron subsanar las carencias revolucionarias desde arriba. En lo correspondiente a la emancipación de la mujer, los bolcheviques trataron de llevar a la sociedad en esa dirección desde el Estado, lo que sería insuficiente. Las leyes en favor de las mujeres, así como el desarrollo de las fuerzas productivas para liberarlas del trabajo doméstico, se probaron insuficientes. Lo objetivo no modifica a lo subjetivo de forma automática.[6] El desarrollo de las fuerzas productivas, la mecanización de las actividades en el campo, así como la incorporación de las mujeres a la industria mediante el trabajo asalariado, no compensarían, por decirlo de alguna manera, la falta de consciencia revolucionara de las masas, cada vez más desligadas de la teoría revolucionaria."
En este sentido, nuevamente la actitud acrítica se manifiesta en la malinterpretación de las Tesis sobre Feuerbach donde Marx deja más que claro cuál es el punto de vista de los materialistas marxistas, deslindándose necesariamente del idealismo y materialismo vulgar y mecanicista de Feuerbach. Parece ser que estas organizaciones anticomunistas y burocráticas ni si quiera han comprendido cuál es el problema cardinal de la filosofía.
Lo anterior ya no puede considerarse sólo como una malinterpretación o como una consecuencia lógica del nulo estudio y capacidad de análisis de la Teoría marxista leninista. Más bien debe considerarse como una afrenta al proletariado y al comunismo.
Este escupir al comunismo por parte de estos grupúsculos se manifiesta, una vez más en la división entre trabajo intelectual y trabajo manual. Bien sabido es que en las sociedades divididas en clases esta distinción sirve para producir y reproducir dentro de las conciencias las actitudes y pensamientos clasistas, racistas, machistas, etc., "Por supuesto tiene preeminencia la división entre trabajo intelectual y manual, entre "cúpula" partidaria y militancia de "base" al estilo de los viejos partidos de masas de la II Internacional"
Así, se subraya que dentro de esas mismas organizaciones anticomunistas se siguen reproduciendo estas nociones referenciales de la distinción entre el saber y el poder. Mientras que "Los cuadros directivos delimitan la conformación y alcances de la ideología, el resto de la militancia tiene por obligación cumplir con la labor manual del activismo, reproduciendo y distribuyendo los decretos recibidos en cadena de mando, no siendo labor de la militancia "de base" el pensar y re-pensar al marxismo."
Por lo anterior se subraya la necesidad, nuevamente, de la elevación de la conciencia de clase, de repensar nuestras prácticas y nuestra praxis en sí misma, pues dejar de producir y reproducir estas viejas nociones burocráticas son menesteres para el MCI. Así es nodal recuperar las enseñanzas de Freire y optar por distintas pedagogías donde se aprenda y aprehenda desde lo mutuo. Además, es importante tener en cuenta el no reproducir estas nociones burocráticas de las viejas organizaciones autonombradas comunistas nos conducirá a una aplicación efectiva del centralismo democrático y no caer en el burocratismo vulgar de las organizaciones anticomunistas.
En este sentido, el tener una relación directa entre la militancia "de base" y los "órganos directivos" no sólo debe aplicarse en forma sino en fondo, es decir, en la aplicación menesterosamente cuidada del centralismo democrático mediante la crítica, autocrítica y el necesario balance que posibilite el devenir real en comunismo.
Asimismo, y en una relación directa con todo lo señalado hasta ahora, la mistificación de las luchas de clases igualmente deviene de una incomprensión de la potencia revolucionaria de la Teoría marxista leninista. Entendiendo al marxismo desde su carácter universal, las luchas de clases pasan de ser la simple precisión de lo obrero dentro del sindicalismo en abstracto y de la fábrica como ese lugar donde se gestan las luchas de clases.
Por el contrario, la visión universal del marxismo exige el repensar el concepto desde la visión del comunismo como movimiento real. Esto es, las luchas de clases ya no evangelizan al obrerismo de manera acrítica, en vez de ello, apelan a ser comprendidas como ese carácter universal del potencial revolucionario del marxismo en todos los planos. Así, las luchas de clases se manifiestan en lo cotidiano y su relación dialéctica con el universal.
Ante este fenómeno, es menester volver a traer a colación precisamente la relación dialéctica entre el universal y el particular. Esta misma potencia la capacidad revolucionaria del proletariado al dar el salto cualitativo para pasar de ser clase en sí, a pasar a ser clase para sí.
En tal sentido, la clase para si se manifiesta en nuestras prácticas cotidianas que mantienen estrecha relación con el universal. Siguiendo esta línea, donde todo es político, el deslinde ideológico respecto de la línea burguesa puede identificarse en los aspectos más mínimos y que van desde lo individual hasta lo colectivo. Desde lo particular hasta lo universal. A reserva de los comentarios críticos necesarios entendemos la elevación de conciencia como parte de las luchas de clases y desde éste enfoque nos permitiremos actuar consecuentemente con el ser y devenir en comunista. Tal como señalan Marx y Engels en el pasaje anteriormente citado, el comunismo no es un momento abstracto en la historia sino el devenir real en comunismo.
Asimismo, la elevación de la conciencia de clase responde a la creciente necesidad de entender a la misma como propiedad de la materia en movimiento, así, señala con claridad Lenin que "Por lo que se refiere al materialismo, al cual Mach opone también aquí sus puntos de vista, sin nombrar directa y clara mente al "enemigo", hemos visto ya, en el ejemplo de Diderot, cuáles son los verdaderos puntos de vista de los materialistas. Consisten estos puntos de vista, no en deducir la sensación del movimiento de la materia o en reducirla al movimiento de la materia, sino en considerar la sensación como una de las propiedades de la materia en movimiento. Engels, en esta cuestión, mantenía el punto de vista de Diderot."[7]
Además, precisamos que elevar la conciencia no es más que consecuencia lógica del marxismo leninismo como horizonte Teórico revolucionario. "El marxismo ortodoxo no significa, por tanto, una adhesión sin crítica a los resultados de la investigación de Marx, no significa un "acto de fe" en tal o cual tesis, ni tampoco la exégesis de un libro "sagrado". La ortodoxia en cuestiones de marxismo se refiere, por el contrario y exclusivamente, al "método". Implica la convicción científica de que con el marxismo dialéctico se ha encontrado el método de investigación justo, de que este método sólo puede desarrollarse, perfeccionarse y profundizarse en el sentido que le dieron sus fundadores; porque todas las tentativas de superarlo o de "mejorarlo" tuvieron y no pueden dejar de tener otro efecto que hacerlo superficial, banal, ecléctico."[8]
Finalmente, cabe precisar que estos grupúsculos al haberse negado a seguir el método dialéctico marxista, le han dado la espalda al comunismo y al proletariado. Con claridad señalamos que no consideran al proletariado como el sujeto-objeto revolucionario, sino como un simple modismo donde su identidad se basa en la reivindicación acrítica de las experiencias pasadas, pero sin pensar en el porvenir necesariamente comunista.
Esta misma tergiversación, y en relación con el carácter universal del marxismo leninismo, es la que ha posibilitado la vulgarización de los principios de la Teoría revolucionaria, pues a la par de cometer errores imperdonables para cualquier comunista, se niegan a aceptar la crítica, a hacer autocrítica, a establecer el necesario balance. Esta negación del marxismo se debe tomar como lo que es y, por lo tanto, deslindarse de esos grupúsculos pues están condenados al basurero de la historia.
El Partido de nuevo tipo debe reivindicar al marxismo leninismo y darle el lugar que le corresponde en la historia, ese referente para las masas con la finalidad de que el mismo marxismo se vuelva obsoleto por el preciso movimiento dialéctico de lo real.
"El comunismo es posible en todo momento. Lo que llamamos "Historia" no es al día de hoy más que el conjunto de tergiversaciones inventadas por los humanos para conjurarlo. El hecho de que esta "Historia" consista, desde hace más de un siglo, en una variada acumulación de desastres, y solamente en eso, nos habla de que la cuestión comunista ya no puede suspenderse más. Es esta suspensión la que debemos, a su vez, suspender."[9]
Finalmente, por todo lo anteriormente expuesto es que mencionamos que la victoria parcial de la línea burguesa respecto de la proletaria se ve manifiesta en esas organizaciones autonombradas comunistas que no sólo producen y reproducen los vicios de la sociedad burguesa dividida en clases sociales, sino que, además, de vanaglorian de ello y no tienen ni una pizca de sentido crítico.
Ante este hecho, en Brigada Comunista hacemos un llamado a la unidad ideológica del marxismo leninismo y las organizaciones del nuevo tipo. Hacemos un llamado a la crítica, autocrítica y al necesario balance para el devenir en comunismo. La fraternización y establecimiento de relaciones camaraderiles que impliquen ya la aplicación de la crítica, autocrítica y al necesario balance para la consecuente lucha del porvenir.
Se debe aplicar la dialéctica materialista en el devenir real en comunismo hasta las últimas consecuencias.
Las viejas organizaciones burocráticas autoproclamadas comunistas han muerto. el marxismo leninismo nos exige seriedad y compromiso. El devenir real en comunismo nos encontrará.
¡A TOMAR EL CIELO POR ASALTO!
[1] Engels, Friedrich, El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado, en: Marx, Karl y Engels, Friedrich, obras escogidas en dos tomos, Tomo 2, Moscú, Editorial Progreso, p. 223
[2] Engels, F. El origen de la familia... p. 231 Las cursivas son nuestras
[3] La ya bien conocida Tesis 11 señala que "Los filósofos no han hecho más que interpretar de diversos modos el mundo, pero de lo que se trata es de transformarlo"
[4] Marx, Karl; Engels, Friedrich, La ideología alemana, Madrid, Editorial Akal, p. 29
[5] Esta referencia viene dentro del párrafo citado
[6] Ponemos en cursiva esta parte en especial pues la consideramos de encomiable importancia. El materialismo mecanicista y vulgar de las organizaciones burocráticas que se hacen pasar por comunistas asumen que una vez llegado un Estado proletario, todas las contradicciones de las sociedades divididas en clases desaparecerán por obra de quién sabe quién. Así, relegan temas fundamentales como la emancipación de la mujer, la elevación de conciencia, o el puro devenir en comunismo al "después" (¿después de qué o de quién? Preguntamos). Por el contrario, como bien señalan Marx y Engels en la cita referenciada más arriba de La ideología alemana, el comunismo no es un estado estático, un momento de la historia que "vendrá", sino esas actividades que anulan y superan el estado de cosas actual. Cabe señalar que, si bien nos encontramos determinados por el modo de producción capitalista, la elevación de conciencia debe ser desde lo cotidiano pues supone el devenir mismo en comunismo como movimiento real.
[7] Lenin, V.I., Materialismo y empiriocriticismo, Pekin, Ediciones de Lenguas extranjeras, pp. 43,44 [en línea] recuperado de: https://ciml.250x.com/archive/lenin/spanish/lenin_materialismo_y_empiriocriticismo_spanish.pdf
[8] Lukâcs, George, Historia y consciencia de clase: Estudios de dialéctica marxista, La Habana, Editorial de Ciencias Sociales, p. 22 [en línea] recuperado de: https://www.marxists.org/espanol/lukacs/1923/hcc.pdf
[9] Comité Invisible-Tiqqun, Llamamiento y otros fogonazos, p. 87 [en línea] recuperado de: https://www.rebelion.org/docs/87438.pdf
https://banderarojaorg.wordpress.com/2020/06/03/la-derrota-del-partido-comunista-de-mexico-ante-la-condicion-de-la-mujer-una-perspectiva-comunista-y-revolucionaria-frente-a-la-practica-sistematica-de-acoso-violencia-y-censura-a-las-mujeres-dentro/
Por: Luis García - Brigada Comunista
