La crisis y el rumbo de los comunistas
Desde finales del mes de Febrero, el mundo se ha ido enfrentando a una de las crisis mundiales más importantes de las últimas décadas. La causa de ella es la pandemia mundial del COVID 19, pero en esta ocasión no hablaremos sobre él, sino de la crisis social, económica y política que atraviesa el mundo en particular México a causa de dicha problemática.
En el mes de Marzo la pandemia comenzó a expandirse a lo largo y ancho del mundo, arrasando y colapsando los sistemas de salud primeramente de Asia y Oriente Medio, para más tarde invadir Europa y azotar a Italia y España. Desde el viejo continente las organizaciones comunistas y revolucionarias comenzaron a posicionarse en torno a la crisis las cuales constatan en un llamado general de acudir al rescate de la salud pública, además vienen las condiciones que genera la pandemia, que no solamente constata del colapso de los servicios de salud pública, sino que a su paso expuso la inoperancia e incapacidad del Estado burgués para asegurarle a los trabajadores las mínimas condiciones para protegerles no solamente de la pandemia, sino de su seguridad laboral y social. Detrás del Estado burgués incapaz e inoperante se encuentra el decadente sistema capitalista y sus operadores; la burguesía, la cual no tuvo en ningún momento la intención de salvaguardar la seguridad y facilitar el acceso de los proletarios a los sistemas de salud, tal es el caso de España, donde la pandemia mantiene al país en un estado de alarma, además de demostrar que el la sanidad pública era incapaz de darse abasto para atender los miles de casos, la falta de insumos, camas y respiradores, podríamos decir que la crisis arraso parejo entre los que poseen todo y los que poseen nada, sin embargo, no es así, mientras la sanidad pública se dice colapsada los hospitales y centros médicos privados manifiestan total control de la situación y han mencionado en varias ocasiones tener lugares e insumos suficientes para los pacientes que logren costear el lujo de atenderse en dichos lugares, aquí vemos como este ejemplo habla que aún en un momento de crisis el sistema de clases sigue presente e intocable, pues a final de cuentas le toco al proletariado perder miles de empleos o enfermar de camino al trabajo o morir en los hospitales colapsados, bajo la premisa que en el capitalismo puede parar todo, excepto la explotación hacia los millones de trabajadores que sostienen el incapaz Estado burgués y el decadente capitalismo.
Hace un par de semanas, la pandemia se acrecentó en territorio mexicano y casi de manera inmediata saco a relucir la realidad del Estado, la cual no era nada diferente al resto del mundo, el Estado mexicano se mostró sin preparación y sin capacidad alguna de contener la crisis que hoy ya es una realidad, además expuso una realidad; la inoperancia del gobierno socialdemócrata de Obrador. Una de las primeras medidas fue el cancelar y pausar las clases en todos sus niveles, más tarde fue el llamado a que la población permaneciera en sus hogares, es aquí donde toca intervenir. El Estado ha mencionado día a día que es indispensable que toda la población permanezca en cuarentena y no salga de sus hogares, por una parte es señal del desprecio y de la burla constante de la burguesía mexicana al hacer de este llamado, un llamado a todo aquel que pueda parar, es decir, pueden parar los estudiantes, las amas de casa, los burócratas, los políticos y claramente ellos y sus familias en algún resort de lujo en el país, sin embargo, quienes no podemos parar somos los millones de trabajadores y trabajadoras de este país, repitiéndose el guion que se hizo presente en Europa y que está presente en Estados Unidos.
Por otra parte, algún subsecretario y otros funcionarios pertenecientes a la Secretaria de Salud han advertido constantemente que lo peor aún nos aguarda de esta crisis, puesto que se espera el colapso de los hospitales y centros médicos del país, dicha advertencia día tras día cobra veracidad, puesto que miles de personas con los síntomas del cuadro clínico del COVID 19 han estado esperando desde hace 1 semana que se les realice las pruebas o esperando resultados de la misma, sin embargo, ha habido quien ha fallecido esperando la atención requerida y la misma prueba de detección, lo cual no pinta un buen presagio para la siguiente fase de la epidemia.
Ante esto y a la espera de la intensificación de la crisis millones de trabajadores y trabajadoras no solamente fabriles y del sector servicios, sino también los independientes han estado a la expectativa de la reacción del Estado para que este les ofrezca soluciones o ayuda alguna, con la esperanza de no perder sus empleos o de que sus salarios se hagan aún más paupérrimos ante el interés de la patronal y de los monopolios por no verse afectados en sus ganancias en esta crisis. Además de lo antes mencionado, esos millones de trabajadores se enfrentaran al resultado del desmontaje consuetudinario de la salud pública y de todas las estructuras que se presuponen están ahí para "salir al rescate del pueblo y la nación mexicana".
El movimiento comunista en México, además de otras fuerzas revolucionarias han demostrado traer en sí mismos algo de esa inoperancia e incapacidad de influir de manera directa en el problema al que se enfrenta el proletariado mexicano, resulta interesante observar que la mayoría de las consignas y llamados resultan en meras consignas huecas economicistas y el apoyo constante a los llamados de Unidad Nacional disfrazados de consignas en apoyo a la salud de los trabajadores.
¿Por qué rebajar la situación desesperante de millones de trabajadores y jóvenes a mero interés económico inmediato?, la realidad es que las condiciones con o sin COVID 19 son de por sí miserables y desesperantes, por lo cual, el movimiento obrero no es estático ni va permanecer siempre al mismo nivel de conciencia, ante esto el papel de los comunistas, no es ir a la cola o a la par de dichas condiciones, es adelantarse a las mismas condiciones y elevar las consignas en la tarea de que cuando las condiciones actuales estallen y se acrecienten dichas consignas logren atraer a las masas insumisas hacia nuevas formas de lucha y organización. No resulta una locura ir preparando el terreno para un llamado a un Paro absoluto de las industrias y los servicios hasta que no se le otorgue al trabajador las mínimas condiciones de atención a su salud y seguridad laboral y salvaguardar totalmente la vida de los mismos, sin embargo, podemos asegurar que si hablamos de condiciones, está claro que no las hay las subjetivas, los comunistas han estado alejados, más que nada por las trabas y los obstáculos del Estado y del sindicalismo charro que no han permitido que la clase obrera avance en sus luchas y reivindicaciones, pero realmente, tampoco es que el poco trabajo que hay de los comunistas al interior de las fábricas y sindicatos tenga una táctica que no sea tratar de tronar el charrísimo sindical y crear nuevos gremios paralelos.
Por otra parte, las consignas sólo tratan de "exigir" se cumplan y se conquisten nuevos derechos, esto como parte de la lectura mecanicista de la transición de las demandas inmediatas (económicas) a la lucha política, además de un pobre entendimiento de la función del Estado como organismo rector de los intereses de la clase burguesa, ¿Acaso la maquinaria del Estado burgués es estática y es imposible de perfeccionarse así misma?, la respuesta es no, puede existir un gran desacuerdo de la patronal y los monopolios por cumplir sus propias leyes bajo la Ley Federal del Trabajo, sin embargo, en el momento preciso y adecuado, cuando los comunistas estén saboreando la victoria, el Estado y los monopolios de forma farsante dirán que ya existe un acuerdo para que estos últimos cumplan sus "obligaciones" (Sus propias leyes) y como regalo, les concederán a los trabajadores algún que otro deseo.
¿Esto de qué manera puede influir en la conciencia de la clase obrera?, puede existir la conciencia de clase, que dicte que bajo la unión de los trabajadores lograron sus objetivos, sin embargo, el elemento revolucionario seguirá estando ausente, ya que en el análisis será un eje central la siguiente cuestión; "Logramos el pago neto de los salarios y conquistamos un nuevo derecho por que logramos presionar al Estado y él lo concedió" ¿Qué diferente, no es así?...
Bajo dicha lógica el movimiento comunista en México no es más que otra fuerza más de conciliación dada su incapacidad de darle lectura a las condiciones imperantes y de su desesperación por influir y protagonizar el espontaneo despertar de las masas proletarias por defender sus "derechos" laborales. Aquí entraría un punto más al debate, ¿Cuándo la Ley Federal de Trabajo ha ofrecido condiciones laborales dignas?, ¿Cuándo las Juntas de Conciliación de Arbitraje han logrado otorgar mediante sus laudos justicia al obrero?, son preguntas que si volteamos a ver a nuestra propia clase se van a responder por sí mismas.
Por otro lado, la salud pública hace no mucho recibió uno de sus últimos golpes bajo la administración socialdemócrata de Obrador, sin la crisis presente del COVID 19, el INSABI demostró desde un inicio ser incapaz de atender las necesidades de los millones de trabajadores, dejando de surtir medicamento para los millones de pacientes con enfermedades crónicas, la falta de mantenimiento de las instalaciones y la falta de insumos para la rápida y eficiente atención de los pacientes. Sería interesante y sobre todo importante recuperar y afinar la consigna de la recuperación y reestructuración absoluta de la salud pública y seguridad social, construir desde las ruinas, una nueva sanidad pública, no con el fin de repetir el ciclo del siglo pasado (Conquista de derechos - Perdida de derechos - Re conquista de derechos) y nada de consignas revolucionarias que aboguen por la denuncia reiterativa y la destrucción del Estado, las instituciones y las leyes de la burguesía que sostienen al capitalismo y a su dictadura de miseria, enfermedad, pobreza y explotación
Finalizando lo anterior mencionado, lo que debemos de reconquistar primero que nada, es la forma y fondo revolucionario e insurreccional del comunismo y del marxismo leninismo, las consignas más allá de justificaciones de que la táctica cambia según las condiciones, deben apuntalar a la conciencia revolucionaria del proletariado mexicano, a la destrucción del capitalismo y del Estado burgués y la subsecuente toma del poder y la construcción del socialismo y la dictadura del proletariado en México y el mundo. Las tareas son arduas y no nos debe corresponder a los comunistas el papel de criticar sin autocrítica tras un ordenador o peor, tras unas siglas. Se debe reformular la táctica y estrategia, el papel de la vanguardia y un nuevo programa para la revolución socialista, todo esto comenzando de abajo hacia arriba, agotando y saldando los viejos y nuevos debates. De lo contrario, estaremos condenados a ser los parientes radicales de la socialdemocracia y el oportunismo.
